Me
desperté por la mañana al escuchar el aviso del mensaje en mi
móvil. Eran las nueve.
—Voy
a montarme ahora en su coche, que sepas que me voy a pasar su pollón
por todo el cuerpo para que después me beses y me lamas. Te quiero,
cornudito.
—Me
has despertado y me la has puesto durísima con tu mensaje. Estoy
desnudo en la cama agarrándome la polla.
—Yo
también voy a estar desnudita dentro de poco y agarrando una polla.
—Ufff!
Quiero tenerte ya aquí para poder limpiarte con mi lengua.
Me
masajeaba la polla mirando el móvil, esperando su respuesta. Cómo
la vez anterior esa mezcla de incertidumbre, excitación y celos me
tenía completamente cachondo. Intentaba acariciarme suave para no
correrme pero unas palabras rondaban por mi cabeza. Desnudita,
agarrando una polla, pasando su pollón por mi cuerpo... Sin darme
cuenta acabé pajeándome con fuerza y corriéndome sobre mi pecho.
Después de limpiarme fui a desayunar y a darme una ducha fría para
bajar la creciente excitación, pero ni si quiera la temperatura del
agua conseguía enfriar mi mente calenturienta. Estaba en la ducha
con el rabo erecto como un mástil.
—No
se me baja la polla pensando que otro tío está disfrutando de tu
cuerpo. Te amo!
Sobre
las doce del medio día, mientras intentaba ver una película aunque
le prestaba más atención a mi virilidad, el móvil volvió a sonar.
—Estoy
en el baño haciendo pis y me veo en el espejo las tetitas llenas de
leche.
—¿Quieres
que te las limpie?
—Sí,
quiero ver tu boca chupándomelas y que luego me eches tú tu
corrida. Aguántate si puedes para que te salga mucha leche.
—Ya
me he corrido una vez, pero intentaré aguantarme. ¿Lo estás
pasando bien?
—Mucho.
Me vuelvo a que me folle otra vez y ahora le diré que se corra por
todo mi chochito para que me lo limpies también. Te quiero,
cornudito.
—Oh!
Qué putita estás hecha. Me encanta. ¿Te lo estás follando sin
condón?
A
las cuatro y media recibí un nuevo mensaje.
—Voy
de camino a casa, en una media hora llego. ¿Quedamos a las cinco
allí?
—Vale,
mi amor. Me visto y voy a buscarte.
A
las cinco menos diez paré el motor y encendí un cigarrillo.
—Ya
estoy en tu calle.
Hasta
las cinco y veinte no recibí una respuesta.
—Ya
llego, me he entretenido despidiéndome.
—¿Y
eso? —pregunté, imaginando que tipo de despedida había tenido
para retrasarse tanto.
—Ahora
lo sabrás :)
—¿Donde
estás?
—Llegando
a la esquina, voy andando. Le he dicho que me dejara antes para no
cruzarnos contigo.
Al
poco, a través del retrovisor, la vi aparecer al final de la calle.
Puse el coche en marcha y fui a buscarla.
—¡Joder!
—exclamé al notar el sabor en su boca.
—Le
acabo de comer la polla para despedirme —dijo sonriendo —. ¿Te
gusta cómo sabe mi boquita?
Como
respuesta volví a besarla mientras le cogí la mano y se la puse en
mi entrepierna para que comprobara la dureza.
—¿Se
ha corrido en tu boca?
—Sí
—asintió mientras apretaba su mano y echaba su saliva en mi boca
para que notara más sabor —. Mis padres no están, vamos a casa y
me limpias toda.
Cuando
entré en su cuarto me desnudé por completo. La polla me dolía
aprisionada en los pantalones y quería liberarla.
—Me
encanta cuando la tienes así de dura —dijo estirándome de ella
para que me acercara y besarme de nuevo.
Notaba
mi glande totalmente empapado mientras besaba la boca de mi novia con
el sabor a la polla y al semen de su ex. Me separé un poco de ella
para poder quitarle el sensual vestido veraniego. Contemplé su
figura, las rojeces en su cuerpo y unas manchas blancas y resecas por
su pecho. Me acerqué a ella y le quité el sujetador mientras la
besaba de nuevo. Me separé para contemplar como algunas lineas y
formas, sin duda los restos de una de las corridas de Ángel,
cruzaban las tetitas de mi novia. Me incliné para metérmelas en la
boca y dejárselas limpias. El sabor apenas se notaba, pero era
excitante pasar la lengua por los restos resecos del semen, oliendo
el aroma a polla que emanaba el cuerpo de Pilar. Cuando sus tetitas
estuvieron limpias fui bajando hasta quedar arrodillado a la altura
de sus braguitas. Eran blancas, con un borde negro y estaban mojadas.
—Cuéntamelo
todo —le pedí mientras ponía mi cara entre sus piernas, respiraba
hondo para llenarme del olor y dejaba que el charco de sus bragas me
empapara.
—Cuando
estábamos en el coche —empezó a contarme mientras se movía
restregando su coño por mi cara —, me ha preguntado si quería
hacer algo y le he dicho que no, que fuéramos directos al
apartamento para aprovechar el tiempo.
—¿Y
qué te ha dicho?
—Se
ha reído y me ha dicho que era tan putita como siempre.
—¿Y
lo eres?
—Más
que antes —confesó, mientras le bajaba las bragas y su coño
pringado como nunca antes lo había visto aparecía ante mi vista.
Por la parte de arriba tenía restos de semen parecidos a los que
había limpiado en sus tetitas y por la parte de abajo todo estaba
humedo, los dos jugos se habían mezclado y despedían un fuerte olor
que me excitaba.
—¡Cómo
lo tienes! —exclamé quitándole las bragas por completo y
dejándolas en la cama para poder verlas.
—Al
llegar al apartamento nos hemos sentado en el sofá a bebernos un
zumo —siguió contándome mientras mi lengua empezaba a acariciar y
saborear el sabor mezclado del semen y los jugos de su coño —pero
antes de acabárnoslo ya nos estábamos liando. Me besaba y metía la
mano por debajo del vestido. Yo he abierto las piernas para que
pudiera tocarme bien y él apretaba mis bragas mojaditas hacia dentro
de mi chochito. Luego le he pedido que me quitara las bragas, me las
a quitado y me ha metido dos dedos dentro. Cuando estaba muy mojadita
los a sacado y se los ha lamido y después se ha puesto en el suelo,
me ha levantado las piernas y me ha comido el coño. ¿Te gusta como
me sabe con su leche?
—Sí,
mucho. Y me encanta como huele. Túmbate y abre ahora también las
piernas para que pueda comértelo bien.
—¿Así?
—preguntó alzando y cogiéndose las piernas, dejando su coño
empapado totalmente expuesto para mí.
—Sí,
putita —respondí antes de lanzarme con avidez a comérselo —.
Sigue contándome.
—Pues
me estaban entrando muchas ganas de correrme porque me gustaba mucho
como me lo comía, pero no me ha dejado. Ha parado y me ha dicho que
me pusiera a cuatro patas, yo me he girado mientras él se ponía un
condón...
—¿No
te lo has follado sin al final? —la interrumpí.
—Ah...
no he acabado de contarte —dijo dejándome con la incertidumbre y
mas cachondo todavía.
—Entonces
se ha puesto el condón y ha empezado a metérmela. No le ha costado
mucho porque estaba bien mojada —siguió contándome mientras yo
disfrutaba de su relato y saboreaba su chochito —. Me daba mucha
caña y me sentía llena pero le pedía más. Estaba muy cachonda y
notaba de nuevo las ganas de correrme y entonces le he dicho que
parara y que se sentara en el sofá que me lo quería follar yo. Al
sacarla me ha dejado vacía y completamente abierta, pero rápido me
he sentado encima suyo y me he metido su pollón hasta el fondo. Me
he quitado el vestido y el sujetador para quedarme desnuda delante de
él. Los dos teníamos el cuerpo sudado y nos hemos restregado el uno
contra el otro mezclando nuestro sudor. Yo ya no he podido aguantar
más notando mis tetitas resbalando por su pecho y he empezado a
correrme botando sobre su polla. Después de correrme he visto que él
también tenía ganas, así que me he salido y me he puesto de
cuclillas delante de su polla. Notaba mi chochito abierto y goteando
mientras le quitaba el condón y me llebaba su rabo duro a la boca.
Me la he tragado todo lo que podía hasta que me ha dicho que se
corría y le he pedido que se corriera en mis tetitas. Él se ha
levantado y yo me he puesto de rodillas mientras se pajeaba delante
mio, a la altura de mi cara y al poco ha empezado a darme toda su
leche, yo he cogido mis tetitas, juntándolas para que cayera todo en
ellas y me las llenara bien y luego tú pudieras limpiármelas como
lo has hecho, cornudito.
Oír
la confirmación de que le había limpiado sus tetitas corridas hizo
subir en mí toda la leche acumulada. Aunque apenas me había tocado,
escucharla y comerle y olerle el coño me habían puesto a mil.
—¿Quieres
mi leche ahora? —le pregunté mientras me levantaba y acercaba mi
polla a su cuerpo.
—Sí,
dame tu leche, cornudito.
—Toma
mi leche, putita —exclamé mientras empezaba a soltar los chorros.
—¡Joder!
—exclamó Pilar al ver que no paraba de salirme semen —, me la
has guardado.
—Sí,
mi amor. Toda para ti —dije soltando al fin las últimas gotas —.
¿Después ha sido cuando me has enviado el mensaje? —le pregunté
mientras cogía papel para limpiarla.
—Sí.
¿Te ha gustado que te escribiera?
—Mucho
—le dije besándola.
Pilar
se levantó, fue a la cocina y trajo algo de beber y merendar.
Después de merendar nos tumbamos en su cama y poco a poco ella fue
acusando el cansancio de madrugar y de la sesión de sexo que había
tenido, por lo que se quedó dormida en mi pecho. Yo por supuesto
tenía ganas de más y quería saber todo lo que había sucedido,
pero entendía que mi novia necesitara descansar después de haberse
pasado toda la mañana follando. Empecé a tocarme la polla
suavemente mientras la contemplaba y acariciaba su espalda. Me
encantaba lo que veía, una chica preciosa a la que amaba, que me
hacía cornudo follándose a su ex y eso en lugar de molestarme,
hacía que la quisiera más. En esos pensamientos estaba sumido
cuando Pilar se despertó y me vio tocándome.
—¿Quieres
que te cuente lo que hemos hecho cuando he salido del baño? —dijo
quitando mi mano de mi miembro para cogerlo con la suya.
—Me
encantaría.
—He
salido del baño sin limpiarme las tetitas. Me he dejado su corrida
para que se secara, como ya has visto. No estaba en el salón así
que he ido a su cuarto y he visto que estaba recogiendo unas cosas.
Le he preguntado si ya teníamos que irnos y me ha contestado que
hasta después de comer no se iría, que si me quería quedar y le he
dicho que sí. Me he sentado en su cama, desnuda y me he quedado
mirando su cuerpo también desnudo. Me gusta ver su polla colgando y
moviéndose de un lado a otro porque aunque no la tenga dura ya se le
ve gorda. Me gusta tanto su polla que me estaba mojando viéndola y
he empezado a tocarme. Me he acordado que me dijiste que podía
follármelo sin condón y me han entrado muchas ganas.
Con
esa confesión mi polla ya se puso en todo su explendor, a lo que
Pilar respondió apretándola con más fuerza.
—Cuando
se ha girado me ha visto tocándome y le he dicho que me encantaba su
pollón, que quería notarlo bien dentro de mí. Él se la ha cogido
y mientras se la meneaba y se la ponía dura me ha preguntado si la
quería. Yo le he dicho que sí y he abierto la boca a lo que ha
respondido acercándose y dándomela para chupársela. Cuando se la
estaba mamando ha visto que tenía las tetitas manchadas y me ha
preguntado que si no me había limpiado y le he respondido que no,
que te iba a hacer chupármelas así.
—¿Eso
le has dicho? —le pregunté extrañado, pero no menos excitado
—Sí,
estaba tan cachonda que no pensaba lo que hacía. Y a él le ha
gustado tanto que me ha dicho que quería follarme, que iba a buscar
los condones para metérmela pero yo le he dicho que no, que estaba
muy cachonda y quería notarla bien dentro mio, que contigo lo hacía
sin condón y quería probarlo con él ya que nunca le había dejado
metérmela a pelo. Me ha preguntado si estaba segura y le he dicho
que sí, que me la metiera ya, que quería notar el contacto de su
piel dentro de mí. Se ha puesto encima mio y ha empezado a jugar con
su capullo en mi clítoris y a abrirme poco a poco. Notaba su polla
entrando dentro de mi chochito, notaba su calor, su piel, sus
venas...
Yo
no pude más y también me tumbé encima de ella mentiéndole mi
polla mientras me contaba como notaba la polla de Ángel, sin condón
dentro suyo.
—Al
tenerla tan gorda, sentía como se rozaba por todo el interior de mi
coñito y no he podido evitar correrme gozando de su tacto. Al notar
como incrementaba el ritmo le he dicho que tuviera cuidado, que se
corriera por todo mi coño. Él tampoco ha aguantado mucho follándome
a pelo y poco después la ha sacado y se la ha pajeado fuerte —dijo
mientras empezaba a estremecerse y correrse recordando lo que había
hecho. Justo después de correrse me sacó la polla, se puso encima
mio y empezó a pajearme con fuerza mientras seguía relatándome su
aventura—. Me ha preguntado si también te iba ha hacer comerme el
coño manchado de su leche, le he dicho que sí y se ha puesto tan
cachondo que se la ha salido toda la corrida disparada —me dijo
mientras cogía sus bragas todavía húmedas de la cama y me las
ponía en la cara sin dejar de masturbarme —. Me ha gustado
follármelo sin condón y notar después su leche caliente cayéndome
por el chochito —me decía mientras yo olía sus braguitas y notaba
mi leche caliente recorriendo mi polla.
Estaba
extasiado y agotado cuando Pilar me quitó sus bragas de la cara y me
besó.